Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

miércoles, 7 de julio de 2021

Días de tormenta


Me levanté esta mañana con ganas de escribir sobre esos que señalan a la manera de aquel alumno elegido que apuntaba en la pizarra al alborotador cuando el maestro se ausentaba, o de aquellos curas y quintacolumnistas que una vez tomada la plaza por las tropas invasoras apuntaban con el dedo a los vecinos de la cáscara amarga, o quizá aquellos otros de uniforme pardo que en la Europa teutónica marcaban las puertas de los hijos de Sión. Me levanté esta mañana mientras pensaba en Judas señalando, pero vi que la tormenta arreciaba y que mi pobre perro viejo, tal vez por su sordera paulatina, últimamente no se asusta de los truenos.
Así que será mejor que nos ocupemos por un rato de las lentejas con espinacas que estoy haciendo, de mi perro y de estos señores, tan atentos ellos, descartados los saludables paseos, a sus quehaceres de día de tormenta.
Y de paso nos olvidamos, al menos hasta que escampe, de la basura y de la hez totalitaria.
Tal vez, con un poco de suerte y si la lluvia dura lo suficiente, dentro de algún tiempo haya resbalado de nuevo hasta la cloaca (de la que nunca debió salir). 


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