Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

lunes, 8 de agosto de 2022

Los sinsabores de un observador de aves

 


Varios días llevo acudiendo al mismo lugar para ver a una pareja de avetorillos, que dicen los que los han visto que allí están. Pero más se parecen al fantasma de Emiliano Zapata, que algunos dicen que ha de volver aunque sea, no más, para terminar lo que empezó. Lo cierto es, que recorriendo los caminos o avistando desde una atalaya al atardecer, la pareja de marras no ha aparecido. Sí, un martinete. Sí, un par de nutrias gozosas y tímidas. Sí, la garza real. Y también la imperial, sin corte ni menestrales. Sí, los cisnes, que me regalan alguna pluma y ya me empiezan a saludar. Sí, fochas y gaviotas. Sí, sol y brisa y sombra para el reposo.
Y cuando ya me voy, unas benditas libélulas que no me hacen el más mínimo caso, entretenidas, en el decorado del cielo, con su cortejo festivo. 




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