Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

jueves, 27 de marzo de 2025

Sin Tarima Libros

    Librería Sin Tarima. Madrid.

Si en el mismo paisaje te encuentras una viñeta de Forges, un cartel que nombra a Chile y un mapa de Palestina, ¿qué haces?
Haces la fotografía para que no se te olvide y luego entras a la librería como si entraras a la nave de los locos y, ¡claro!, te compras un libro, porque comprarse un libro es homenajearte a ti y homenajear a la librería.
 

jueves, 20 de marzo de 2025

Son de negros en Cuba

 


Cuando llegue la luna llena iré a Santiago de Cuba,
iré a Santiago
en un coche de agua negra.
Iré a Santiago.
Cantarán los techos de palmera.
Iré a Santiago.
Cuando la palma quiere ser cigüeña,
iré a Santiago.
Y cuando quiere ser medusa el plátano, 
iré a Santiago.
Iré a Santiago
con la rubia cabeza de Fonseca. 
Iré a Santiago.
Y con el rosa de Romeo y Julieta
iré a Santiago.
Mar de papel y plata de monedas.
Iré a Santiago.
¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!
Iré a Santiago.
¡Oh cintura caliente y gota de madera!
Iré a Santiago.
Arpa de troncos vivos. Caimán. Flor de tabaco.
Iré a Santiago.
Siempre he dicho que yo iría a Santiago
en un coche de agua negra.
Iré a Santiago.
Brisa y alcohol en las ruedas, 
iré a Santiago.
Mi coral en la tiniebla,
iré a Santiago.
El mar ahogado en la arena,
iré a Santiago.
Calor blanco, fruta muerta,
iré a Santiago.
¡Oh bovino frescor de cañaveral!
¡Oh Cuba! ¡Oh curva de suspiro y barro!
Iré a Santiago.


Federico García Lorca.
Poeta en Nueva York.
Colección Huerta de San Vicente.
Editorial Comares/Huerta de San Vicente. 
 

lunes, 17 de marzo de 2025

El cristal de la despedida


Me acuerdo de Irlanda, o más bien de las ovejas de Irlanda
y de aquella carretera áspera, calamitosa, nocturna y solitaria
por la que íbamos sorteando ovejas tumbadas perezosamente
al calor del asfalto. Me acuerdo de su lana señalada
de verde o de escarlata: Ovejas punkies decíamos.
Me acuerdo de la Garda que nos esperaba a la vuelta de una curva
en la que las ovejas parecíamos nosotros, tan despistados,
tan felices de estar allí y no en otra parte, tan felices de estar vivos,
tan llenos de la noche y tan perplejos, 
que las desacostumbradas estrellas del cielo
nos salían por los ojos como encendidas levedades
o como sueños que soñábamos despiertos.
¿Qué hacen ustedes por aquí a estas horas tan tardías,
por estos lugares abandonados en los que a nadie
se le ha perdido nada, salvo ovejas, tal vez, o rutas insondables?
Me acuerdo de las ovejas, pero no recuerdo si mentimos
a aquel uniforme azul con nuestra sonrisa más convincente
y nuestro desafortunado y triste inglés de egebé.
O quizá es que no tenía sentido alguno inventar fábulas
cuando, poniendo por testigo a las ovejas, dirigíamos los pasos
a la primera taberna que encontráramos en el camino
y a la última pinta que honrara convenientemente,
sin saberlo todavía, el amargo y futuro trago de las despedidas.

                                                    MCH

sábado, 15 de marzo de 2025

Peatón

                                                                                                           Hanoi. 2002.

Sí, es un paso de cebra, pero es un invisible paso de cebra para todos salvo para el peatón. Por tanto el tema de las preferencias de paso queda un poco diluido. No digamos ya la cuestión de los semáforos en rojo, que directamente no significan nada.
Al peatón le costó cierto tiempo acostumbrarse a las avalanchas de motocicletas que nunca se detenían y empezó a observar los ademanes de los viandantes del lugar. Había que cruzar la carretera decidido, en línea recta, sin mirar a los lados, sin dudar lo más mínimo, encomendando su naturaleza y su espíritu a la pericia de los motoristas que lo sorteaban como si fuera una nadería, un pequeño estorbo en su continuo deambular, en un perpetuum mobile de motores estridentes. Jugarse el físico al mahjong.


viernes, 14 de marzo de 2025

Tiempos de vigilia

El 12 de marzo de 2020, algo debíamos barruntar porque escribí en el blog (ya sé que se han pasado de moda, como yo, pero los sigo prefiriendo) lo que aparece en la fotografía. Mi perro Mayo aún estaba vivo, aunque a partir de ahí empezó a decaer de forma inexorable, y a él le debo unos cuantos paseos liberadores durante el encierro. Esta entrada del blog fue el comienzo de una sucesión de escritos, uno cada día, que sirvieron para llenar mi tiempo, mantener la cabeza ocupada y no rendirme en los tiempos de vigilia que llegaban.
Hubo un momento, algún mes después, en que tomé la determinación de concluir con aquella ristra de textos que tomaron el nombre de "Esto no es un diario" y así lo anuncié. Mi sorpresa llegó cuando comencé a recibir mensajes de amigos y conocidos pidiéndome que no lo dejara pues a ellos, como a mi, les servía y les hacía compañía. Lo cierto es que seguí con ello, aunque ya no bajo el mismo título. La cosa se extendió hasta finales de octubre en el que yo también contraje el Covid 19, en un momento en el que aún no había vacunas a las que agarrarse como a un clavo ardiendo. ¿Miedo?, pues sí. ¿Esperanza?, también. Pero también rabia e indignación, y algo de escepticismo ante los cantos en los balcones y ante las taras de egoísmo de las que llegaban noticias.
Desde luego, mejores no salimos, pero hubo mucha entrega y generosidad que venía de serie. Como de serie venía también, sin embargo, ante lo extraordinario, ese mundo de delatores y de olvidos conscientes que caracteriza en gran medida al género humano.
En suma, nada nuevo bajo el sol. La capacidad de lo mejor y de lo peor va implícita.
Ayer estuve viendo en televisión testimonios de gente que perdió familiares de la peor manera posible y de personas que relataron la crudeza de su trabajo en las residencias en aquellos días. Y ayer, como entonces (todavía tengo capacidad de sorprenderme), seguían acudiendo, silenciosamente, las lágrimas a mis ojos.

 

Retrato cohibido

El óvalo de tu cara 
en cuarto creciente
y una mano que 
sostiene la tormenta.
Los dedos a punto
de levantar el vuelo
 como pájaros al aire.

                                          MCH
 

martes, 11 de marzo de 2025

La poesía


Tengo una amiga que durante varios años consecutivos me felicitaba un día de marzo, simplemente con un "felicidades, poeta", sin que yo supiera exactamente el motivo (por entonces tan indeterminado para mi como el día de marzo). Al principio yo lo achacaba a la cercanía de San Patricio (17 de marzo), por aquello de mi afición a lo irlandés (aunque no tanto a lo religioso), pero tampoco me cuadraba claramente. 
Con el tiempo (dos o tres años después, llámenme obtuso) descubrí la verdadera razón, cuando advertí que hay un día para todo, hasta el punto de que no tiene suficientes días el año para tanta onomástica, para tanto todo.
Pues bien, el día 21 de marzo es la celebración del día de la poesía. Quítenle el miedo, por favor, aunque sea por ese día. Sepan que la poesía, se fabrique con mayor o menor fortuna (eso ya es otro cantar), es el rasgo más representativo de la alquimia. Ustedes toman las palabras, las reducen a cálidas emociones en un matraz, las escancian como lágrimas, gota a gota, y las recogen con esmero en unos pocos versos. Ustedes creen que ahí está la poesía y, sin embargo, lo más probable es que se encuentre en otra parte, en lo invisible, en el vapor que en el proceso se escapa.
¿Es, por tanto, la poesía inalcanzable? Más bien no. La poesía es, tal vez, uno de las manifestaciones más humanas y, por tanto, está, si se quiere percibir, en todas partes. Se puede respirar mezclada con el aire. 
Entonces, ¿por qué limitarnos a respirar un día pudiendo hacerlo siempre?   

miércoles, 5 de marzo de 2025

La sopa


Voy a dejar de leer los telediarios. Voy a dejar de ver la radio. Hasta voy a dejar de escuchar la prensa. 
Ahíto estoy. 
Antes fue el zar de Ucrania. Luego el portavoz del ejercito israelí, con su cara de bobo, que no recuerdo cómo se llamaba ni me importa. Y ahora él, el matón del barrio, esa especie de extorsionador que recuerda al correo chungo enviado por la mafia calabresa para sacar la pasta a los humildes tenderos de la cocina del infierno. Protección lo llaman.
Todo el puñetero día, desde hace años, frente a mi, enrocados en la sala de estar, apoltronados en el sillón orejero, dictándome su basura a la hora de comer mientras me acabo la sopa. Esa sopa hecha de miserias y de espeluznos. 
Que podría parecer de fideo, pero es de perdigones. 

lunes, 3 de marzo de 2025

Cita con la Historia

 La historia no se repite, pero rima.

                                            Atribuida a Mark Twain


domingo, 2 de marzo de 2025

La casa de Yannis Ritsos


Al sur del Peloponeso se encuentra la ciudad de Monemvasía. Y a la entrada del recinto amurallado, nada más atravesar el itsmo que la une al continente, te tropiezas con la casa natal del poeta Yannis Ritsos. 
Si alguna vez sus pasos les acercan por esos lugares no dejen de conocer Monemvasía, tampoco la poesía de Yannis Ritsos.


Nadie sabe nada de nosotros cuando hablamos en voz muy baja al oído de una mariposa.
Nadie recuerda cómo conversó con el alba cuando las flores conocían su voz y los pájaros, llevando banderas y clarines, desfilaban como soldaditos de plomo por el sendero que esbozaba el primer rayo de luz.
Nosotros algo recordamos cuando la primavera abre las ventanas y sacude las sábanas del sueño en medio de la luz.
Por algún lado se vislumbra el mar.
El campo se acerca semejante a una verde tortuga que despierta.
Después, el campo se vuelve igual al campo y nosotros a niños que jugamos en el campo. 

Yannis Ritsos
Sueño de un mediodía de verano
Traducción de Selma Ancira.
Acantilado.

sábado, 1 de marzo de 2025