Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

jueves, 20 de marzo de 2014

La vida es silbar

Tal vez sea fruto que viene con la primavera, pero esta semana he escuchado silbar. Por la calle me he cruzado con un hombre que llevaba entre los labios una melodía, apenas reconocible, que me pareció algo así como una tonada de película del oeste. Luego mi compañero de trabajo en la mesa de al lado, mientras se ocupaba de sus labores, silbaba atolondrado un bolero o un tango. No sé.
Y de pronto me he maravillado con algo que ya no recordaba. La gente (todavía) a veces silba naturalmente, aunque sea con esa tímida alegría de los tiempos de pesadumbre.
En estos tiempos asolados por el tono metálico, inhumano y monocorde de los malditos silbiditos del "guasap".

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