Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

domingo, 12 de julio de 2020

Liordes


Vuelvo de cuando en cuando. Antes más. Ahora no mucho porque, a pesar de que en la actualidad se ve por allí más gente debido a la generalización de los deportes de montaña, Liordes es como una fortaleza casi inexpugnable para los que hemos perdido la forma y hemos ganado años (supongo que es la unión de ambos factores). Subir los Tornos para llegar allí es una tortura de horas. Entre la niebla, el tiempo se hace magia. Pasa como por ensalmo en una sucesión de revueltas interminables. La vista fija en el suelo contemplando una película de piedras sin fin.
Ascendemos como hormigas sobre un mundo gigante.
Y aunque al final, cuando el verde de la vega se nos pega a los párpados y el vértigo de la bruma se disipa, seguimos sin ser otra cosa que hormigas, somos hormigas cansadas y felices. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario