Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

domingo, 17 de julio de 2022

Hojas en la hierba

La verdad es que nunca tuve la oportunidad de hablar con él y no hubo más contacto que el de ser “amigos” en una red social. Algo tan fútil como etéreo. Ya ustedes saben.

Sin embargo tengo la sensación de que puede ser una de esas ausencias que notas cuando falta. Una de esas agarraderas a un mundo particular que parece estremecerse cuando hay personas, parte de un paisaje, que optan por apearse.

Por lo que leo, dicen sus amigos que era un hombre afable y cercano, comunicador.

Mi primer recuerdo es del césped de los antiguos Campos de Sport, cuando yo tenía cerca de doce años y mi tío me colaba a los partidos porque su hijo era el guardameta suplente del equipo local. Él, el joven fotógrafo barbado, con todo el aparataje de cámaras, en vaqueros y camisa de campaña como el reportero avezado que yo imaginaba, caminando detrás de su padre, también fotógrafo pero de otra época, con traje gris, elegante y señorial, que lo mismo valía para retratar deportistas de toda ralea que a un alcalde o a un procurador en cortes por el tercio familiar.

Y yo mirando desde la grada, con mi edad temprana y mi inocencia, decidiendo que, más que futbolista, me traía cuenta ser reportero como aquel, tener los ojos y el objetivo bien abiertos, recorrer mundo y mostrar piedad por todo lo que se ve al otro lado de la lente. 

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