A partir de la una de la tarde va despejando poco a poco. Empleamos unas horas en un paseo por la parte alta de Samaipata. Al fondo selva y montañas que apenas cubre un velo de nubes.
En el trayecto vemos infinidad de aves desconocidas.
Una suerte de pájaros mágicos bailando a nuestro alrededor.
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