Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

jueves, 13 de mayo de 2021

Historias del Barrio San Francisco


No hace mucho tiempo que reseñaba yo un proyecto colectivo en forma de libro que me había tenido ocupado durante el tiempo de confinamiento y que trataba de la vida en fotografías durante el encierro pandémico en el lugar en el que vivo. Pues bien, éste que ahora aparece es otro proyecto colectivo que se inició tiempo antes, que en estos días ve la luz, y que habla del lugar en el que viví.

Han pasado más de cuarenta años sobre muchas de las historias que conforman la Historia que aquí se relata, pero creo no equivocarme si afirmo que están vívidas y presentes en todos aquellos que fuimos testigos  de muchas de ellas. No en vano son esas historias las que han ajustado nuestro carácter, nos crearon un sentimiento de pertenencia que aún hoy, lejos muchos ya de allí, nos enlaza y, tal vez, pese a las diferencias, a los desacuerdos o a las furias, nos provoca una cierta  manera indómita de mirar alrededor.

Éramos gente austera en esa difícil frontera del tiempo que marcó el fin de una dictadura, con todo lo que ésta, aún inadvertidamente, conllevaba para la vida diaria, y el comienzo de una esperanzadora democracia que no acababa de traducirse en algo bueno sino era poniendo en juego templanza y  coraje. Una templanza y un coraje que nos permitieron ser dueños, a base de organización y al menos durante unos años, de nuestros propios pasos y de nuestras propias decisiones. De algún modo la historia del Barrio San Francisco, y sin desmerecer otras, es la historia en pequeño de un movimiento vecinal grande que marcó a este país, en unos momentos en los que se convirtió en uno de los pilares fundamentales de la contestación al régimen franquista y a los residuos que de él quedaron durante la llamada Transición.

Como todo trabajo colectivo, estas “Historias del Barrio San Francisco” con toda seguridad son imperfectas y pueden obedecer al tira y afloja de diversos puntos de vista que consideran que las cosas sucedieron con la óptica de cada uno. Eso es algo intrínsecamente humano y probablemente otro grupo de personas habría hecho otro libro bien diferente. Pero puedo dar fe de que el barco que ha transportado a este libro desde la idea hasta la materia navegó a la manera en la que todo un barrio, hace muchos años ya, se unió para dar lugar a una pequeña e íntima epopeya que, no tengo duda ninguna, nos ha hecho tal y como somos.


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