Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

domingo, 19 de noviembre de 2023

Amigo Mochuelo


Desde hace tres o cuatro años es para mi como un vecino más. Y aunque parece que a veces se ausenta el tiempo suficiente para que le eche de menos, él siempre regresa. Eso no quita para que, cuando salgo a caminar, esté siempre pendiente de su atalaya.
Si no está, pienso que su retorno no ha de tardar. Y si, por el contrario, me lo encuentro, le hago un par de fotos a modo de saludo y continúo el paseo con la sensación de que la observación de aves ese día empieza bien.
Él me mira, mientras me acerco, con ese gesto que no sé si interpretar como de curiosidad bienintencionada o de genuina displicencia. Ya entiendo que nuestra arrogancia, la de los humanos, es infinita y que necesitamos como el comer darle explicación comprensible a todos los actos que rodean a la fauna. Y que por tanto humanizamos tontamente lo que no entendemos. No obstante, pese a ello, saludo cuando me marcho y me parece que su mirada atentísima me persigue, como si me dirigiera una educada contestación, durante unos segundos. El tiempo oportuno antes de que el amigo mochuelo encuentre la razón para empezar a dedicarse a asuntos más importantes.  

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