Hace 75 años comenzó en este país una guerra que, pese a los múltiples intentos posteriores para soslayarla y abandonar a la indiferencia sus resultados, tiene aún demasiadas cuentas pendientes entre sus víctimas y los descendientes de sus víctimas.
No hay Transición que valga mientras queden fosas cerradas en los campos y las cunetas.
Por mucho que algunos quieran reescribir la Historia, las familias de tantos desaparecidos mantienen la memoria del dolor y de la ausencia.
Por mucho que pretendan adormecer esa memoria con leyes inútiles, el dolor persiste.
Aquellos que hablan de una paz sin reparación sólo quieren decir sueño y olvido.
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