Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

domingo, 2 de febrero de 2014

La distancia

                                                 
La distancia no tiene cabos a los que agarrarse, ni corceles veloces que crucen los océanos.
La distancia es, más bien, como una brisa familiar que te revuelve el cabello y se va. O el instante feroz de la despedida: un "hasta la próxima" inacabado.
La distancia es una sala de espera demasiado blanca en la que ya no estamos nadie mientras nos abrazamos.
Una lágrima rebelde que se ahoga en la garganta y cinco mil kilómetros de ausencia.  

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