La señora Szymborska es una isla en mitad de un océano de
cabezas en fiesta.
De su boca sale una humareda de letras que conforman un
verso.
Y cada verso es un poema que vamos a leer obligatoriamente para
salvarnos de los continuos temblores de la tierra.
La señora Szymborska fuma mirando al techo, y observa
distraída, feliz y ajena
el devenir caprichoso de la nube, mientras piensa
alegremente que todo lo prohibido es la materia humana de los sueños.
En realidad, a la señora Szymborska seguramente le importan
un bledo los homenajes
y los premios, porque entiende mejor que nadie que no son
más que humo pasajero.
Y cuando no, fatua dinamita
para el fuego.
MCH
Respeto su derecho
ResponderEliminara reir, asusurrar
y a quedarse felices en silencio.