Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

miércoles, 3 de marzo de 2021

Audubon






Estimado John: La verdad es que nunca he viajado por los Estados Unidos de Norteamérica. Y por las trazas que lleva la cosa me da el pálpito de que no lo voy a hacer en los restos. Sé que me estoy perdiendo algo, pero también sé que por otras latitudes lo estoy ganando. No pasa nada. Cada cual, si puede, elige el rumbo y los vientos.
Quiero pensar que te iniciaste en esto de las aves un poco como yo. Es decir, por casualidad. Por aquello de que tu alma se sentía libre entre las montañas y los bosques. Y ya que estabas allí, qué mejor manera de ser un poco más feliz que fijando tu atención en esos seres tan volátiles, tan huidizos, con esa capacidad tan maravillosa, ese privilegio que es elevarse por los cielos y viajar.
Supongo que al principio las acuarelas que llevabas en la mochila te servirían para fijar los paisajes que atravesabas, que la memoria con la edad se va haciendo pequeñita. En mi caso, aún no he traspasado la línea como tú y no los voy retratando con los pinceles. También es cierto que cuento con una ventaja fotográfica, propia de mi tiempo y no del tuyo, puesto que no necesito dispararlos para pintar sus cadáveres como si estuvieran vivos. No es que me parezca bien, pero creo que debo comprender lo difícil que es juzgar determinadas cuestiones con algunos siglos de diferencia.
Por lo demás, obviando esa "pequeña circunstancia", no me queda más remedio que hablarte de la emoción que supone contemplar hoy los hermosos retratos de las aves que tuvieron la mala suerte de cruzarse en tu camino.  
  


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