Ahí está,
reposando entre las piedras y la arena,
vigilando lo que llega del mar.
A merced de olas y tormentas.
Navegó, pero no fue nave,
ni cruzó horizontes
ni surcó corrientes.
Ni pecio siquiera fue.
Apenas el despojo inmóvil
de otra clase de naufragio.
Ahí está.
Un cadáver
que no recuerda
que alguna vez
tuvo vida
y lo llamaron
árbol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario