Nunca me había pasado de andar sin un peso en el bolsillo. No podía comprar nada y no me quedaba nada por vender. Mientras iba en el tren me gustaba mirar el atardecer en la llanura pero ahora me era indiferente y hacía tanto calor que esperaba con ansiedad que llegara la noche para echarme a dormir debajo de un puente. Antes de que oscureciera miré el mapa porque no tenía idea de dónde estaba. Hice un recorrido absurdo, dando vueltas y retrocediendo y ahora me encontraba en el mismo lugar que al principio o en otro idéntico. Un camionero que me había acercado hasta la rotonda me dijo que encontraría una Shell a tres o cuatro kilómetros de allí pero lo único que vi fue un arroyo que pasaba por abajo de un puente y un camino de tierra que se perdía en el horizonte. Dos paisanos a caballo seguidos por un perro mugriento iban vareando animales y eso era todo lo que se movía en el paisaje.
Una sombra ya pronto serás.
Osvaldo Soriano.
Seix Barral.
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