A Pablo, que cuando era un comino le gustaba que le susurraran canciones gaélicas en el oído, le han llegado las notas de fin de curso.
Pablo, que es buena gente, ha hecho un gran esfuerzo que debe sostener, y ha resuelto con dificultad pero con mérito (las matemáticas son la piedra en la que tropezamos en ocasiones los soñadores).
Pablo tendrá un verano para disfrutar, pero también para pensar.
Todos esperamos que al fin se dé cuenta de que el camino es suyo.
Y ojalá que el destino también.
Para Pablo: un achuche muy fuerte. Raquel
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