-¿Qué es una aventura, abuelo?
-Vivir.
-¿Y una aventura emocionante?
-Vivir -sonrió el abuelo.
-Abuelo, ¿la abuela se llamaba Marola porque yo me llamo Marola?
Juan el Viejo sonrió.
-Puedes apostar a que sí -dijo.
-Lo sabía -dijo Maroliña.
Y salió corriendo, a levantar con un grito largo a media docena de gaviotas que ya empezaban a quedarse dormidas al borde de la marea.
Los caminos de la luna.
Juan Farias
Editorial Anaya. 1997.
http://www.publico.es/culturas/381538/muere-juan-farias-el-gran-transgresor-de-la-literatura-infantil-espanola
Vaya pena más grande. El primer libro que guardo lleva la fecha de 1977, tenía yo cuatro años. Se llama Algunos niños, tres perros y más cosas y lo leo de cuando en cuando. Lo más lógico es que yo no interpretara ninguno de esos cuentos cortos como lo pueda interpretar ahora, supongo que no, pero sorprende de todas formas el respeto a la inteligencia del niño.
ResponderEliminar(Por cierto, que ahora que veo harris poteres, jeronimos estiltones y demases se comprenden varias cosas).
Abrazos enlutados.
Hugo.
Un caso atípico, sin duda, dentro de la literatura infantil y juvenil de este país. Siempre tuvo la capacidad de estremecernos con la simple magia de la realidad.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Que gran distancia entre nuestros primeros autores ( Ana Maria Matute, etc.) y lo de ahora, por eso es muy importante compartir nuestra biblioteca, yo lo hago con mi sobrina, es muy gratificante. Raquel
ResponderEliminarMuchas gracias, Raquel, por tu comentario, pero creo que habría que matizar. Me parece que el hecho de que haya habido mirlos blancos en el pasado no implica que no existan también ahora. Yo me inicié en la lectura con Julio Verne y con Mark Twain. Y, por supuesto, con Robert Louis Stevenson. Grandes de veras, aunque no específicamente dirigidos a los niños y a los adolescentes, y que no han perdido interés. Pero también leí, y mucho, a Enid Blyton, que ahora me parece muy pasada de época. La lectura de Juan Farias ya me pilló un poco mayor, pero aún así me pareció siempre superlativamente cercano y genial.
ResponderEliminarAhora ya no sigo tanto las novedades en materia de literatura juvenil pero, a veces, cuando abro algún libro de ese tipo siento mucha envidia. Tal vez se deba al tiempo pasado e irrecuperable.
Por cierto, tengo escrito en el libro: Hugo Cueto, 1978. Y resulta que el libro está publicado en 1980. Tendré que investigar eso...
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