Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

sábado, 2 de octubre de 2010

El sueño de Europa o nos pillaron dormidos

Pese a que las fanfarrias triunfalistas han sonado hasta el último momento, la candidatura de Santander como ciudad cultural europea no ha pasado el corte selectivo y, desde luego, nada se va a mejorar con afirmaciones sectarias como las que leo en un periódico de la región sobre la filiación política de los consistorios de las ciudades elegidas.

Aun a riesgo de que alguno de esos que acostumbran a pensar con las tripas me pueda soltar alguna lindeza creo que la madurez y tradición cultural de la mayor parte de las ciudades elegidas es bastante superior a la de la capital de Cantabria. Pero también opino que el intento no estaría mal si sirviera como lanzadera para una mayor preocupación, extendida en el tiempo, por la cuestión cultural en todos los ámbitos y para todas las clases sociales.

Lo que no vale para nada es que la candidatura haya podido ser simplemente un atracón de cara a la galería en busca de vanos oropeles y beneficios políticos para luego volver al desierto. Y, en ese caso, haber conseguido el absurdo galardón tampoco hubiera sido como para tirar cohetes.

A lo mejor hay que empezar a definir desde las instituciones lo que es cultura para comprender que ésta debe ir más allá de las alharacas minoritarias del Palacio de Festivales y del Festival Internacional.
A lo mejor hay que empezar a pensar, por poner algunos ejemplos, en la razón por la que los músicos en esta ciudad tienen tantos problemas para ejercer su actividad. O por qué no existen ediciones literarias estables como en otras ciudades. O el curioso goteo de cines cerrados a lo largo de los últimos años…

Se puede ir más allá. Simplemente es necesario empezar por olvidar la costumbre tan arraigada aquí de suponer que la cultura es restrictiva, minoritaria y, por tanto, un signo de distinción social (lo que por ende lleva a creer que lo de los demás, lo diferente, no es cultura). En definitiva, lo que se necesita es amplitud de miras y cultura (con minúsculas).

Y si no se consigue, y nos quedamos en lo mismo, lo que en esta ciudad va a permanecer no es el “Sueño de Europa” sino “la perenne y aburrida siesta de la ciudad de Santander”.

3 comentarios:

  1. La cultura en Santander (podemos ampliarlo a la comunidad aunque no con la misma graduación) es un proyecto no una realidad.Eso es ya un handicap. Pero me gustaría saber el grado de conocimiento de la población acerca del proyecto presentado.Contratar a un manager "experto" en montajes lo dice todo. Se concibió un negocio no una proyección de la realidad. Es empezar la casa por el tejado. He llegado a escuchar que la bahía es cultura a potenciar (hoy mismo, un tertuliano de radio con problemas de orientación, supongo).
    El concepto será, en mi modesta opinión, que te otorguen la capitalidad cultural con un proyecto mínimo, donde la cultura ya rebose.

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  2. Me temo que mientras la cultura en estos lares siga siendo cosa de francotiradores, como lo es ahora en su mayoría, la capitalidad cultural de ningún sitio, que no deja de ser parafernalia institucional, nos va a importar a tí y a mí una higa. Lo más importante en ese terreno es lo recorrido y no la meta.

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  3. Una verdad como un templo, a mi si me nombran capital cultural renuncio en el acto. Y suerte tendrían si no quemaba unos museos y alguna catédral por el mosqueo, vamos hombre.¿Cual será la próxima propuesta?¿Una visita del Papa?

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