Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

viernes, 22 de mayo de 2020

Desayuno en la hierba


Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello // que en mi juventud me deslumbraba.//
Aunque nada pueda devolver // la hora del esplendor en la hierba, // de la gloria en las flores, // no debemos afligirnos // porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo.

                                                                                         William Wordsworth. 

En realidad somos más jóvenes que Manet y su "Le Déjeuner sur l'Herbe". Y también más jóvenes que el poeta William Wordsworth. Y ni siquiera estamos desayunando en un día de fiesta. Apenas una charla y una cerveza a la atardecida tras dos meses de soledad y extrañamiento.
Nos conocimos hace casi treinta años militando y por esos sorprendentes quiebros de la vida pasamos del paliacate zapatista y las inquietudes cubanas al estupor del barbijo sobre el rostro.
El tiempo probablemente nos ha herido pero, tras las magulladuras, mi mirada ve el coraje, la ilusión, los rostros jóvenes de entonces. 
Vuelvo la memoria hacia atrás, calculo la edad que teníamos  y con las cuentas, hoy, tanto tiempo después, al vernos juntos sobre la hierba, me sale sin duda lo mejor de la ecuación.

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