Siempre está bien el reencuentro con Bilbao, y si además es para visitar la exposición de pintura de Antonio López, mucho más. Enormes en todos los sentidos las conocidas vistas de Madrid y hermosamente inquietantes los paisajes interiores cotidianos, tales como retretes, lavabos y electrodomésticos. Sin embargo, me ha gustado ver sobre todo los luminosos paisajes de su Tomelloso natal y la altivez de los retratos familiares.
Y desde luego, tras la parte cultural mencionada, ha sido como siempre un placer volver a Iturribide.
No hay comentarios:
Publicar un comentario