Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

jueves, 11 de mayo de 2023

Aves de invierno


Desde los acantilados del norte de Groenlandia
descienden los gansos de pecho negro
para pacer sobre las juncias cortadas por el viento de Inis Cé.
Bajan en octubre, exhaustos,
trayendo con ellos a sus pichones casi adultos.

Nadie en estas costas pudo jamás hallar sus nidos,
de modo que, en la antigüedad, se pensó
que habían salido de percebes con forma de crisálida:
como a pescados, se los comía los viernes.

En abril se reúnen, impacientes, inquietos,
gordos sobre los escasos pastos del margen del continente,
listos para partir hacia los campos de cría en la tundra de Groenlandia.

Al observar ese pavoneo y clamor nervioso
-una orquesta que afina con estridencia antes de la señal
para elevarse al viento
en una armonía
antigua como el hambre-
el nombre se aferra de algún lado,
mi padre en su clase, en el sur de Donegal,
hablaba de "aves de invierno",
el nombre que su maestro les había dado
a los muchachos y a las muchachas grandes
que se sentaban en los asientos de atrás,
vueltos de Lagan,
pronto en dirección a Escocia,
ya avezados,
con sus patrones migratorios establecidos.

Moya Cannon.
Aves de invierno y otros poemas.
Editorial Pretextos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario