Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

jueves, 18 de enero de 2024

Donde se cuenta el modo de hacer sopa de patata rayada para inviernos friolentos y corazones aciagos

Mi amigo Javi, que tanto me ha enseñado sobre arte del Barroco y sobre el arte de viajar y desde luego sobre aves y el arte de pajarear, ha alcanzado la edad feliz de la jubilación, él tan buen profe a tiempo completo. Y de pronto me pide que le enseñe recetas de cocina para ocupar también su tiempo libre en el proceloso arte de la gastronomía. Él tan buen profe y tan... ladino, no se contenta con la urgencia de la prosa y prefiere unir las cazuelas y los endecasílabos. ¿Y cómo creen que me voy a negar?

Se pone en la cazuela el agua a hervir
que con sal o con caldo sin exceso,
pues la cordura siempre es contrapeso,
para esta encomienda puede servir.

Al tiempo picamos ajo y cebolla
al gusto y tesón del que lo trabaja
y todo este contubernio se maja
con yerbas variadas para la olla.

Todo nos sirve: orégano y tomillo,
de cilantro o perejil solo un tanto
romero, comino, y si no me achanto,
de la pimienta un escote sencillo. 

Unimos las yerbas y las verduras
en la sartén con un poco de aceite
y al final para placer y deleite
algo de buen pimentón sin usuras. 

Y pon mucha atención, que no se abrase,
pues se amarga la hiel en el dislate.
Liaríamos tristes el petate,
con bochorno nos vamos a otra fase. 

En un cuenco rayamos la patata
y cuando en el caldo salen burbujas,
como cosa de magos o de brujas,
lo rayado iría a salto de mata. 

Luego añadimos lo de la sartén
y esperamos que cueza todo junto
un momento y nos vamos a otro asunto.
Y si el condumio es del agrado, amén.

                                                               MCH


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