Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

miércoles, 4 de mayo de 2011

La gente de mi casa

Barrunto que, con los años, cruzar límites o atravesar fronteras, aunque sean imaginarias, se va convirtiendo, más que en costumbre, en vicio. Ahora que estoy en vísperas de franquear una que, por muy ilusoria que me parezca, me tiene un poco conturbado y cabizbajo (dicen que va por dentro la procesión), me da por pensar, un poco más de lo normal, en aquellos que me soportan y me sostienen. Mi ego empieza a sacar los pies del tiesto.
En la fotografía está la gente de mi casa. Es el primer círculo, pero hay más, porque si algo tiene esta rebeldía tan dependiente que me caracteriza es que mal puedo vivir sin ellos, los que acompañan la travesía.
Así que, querida señora de mi casa, apreciados amigos y amigas, compañeros todos, gente de mi casa, dado que además de mi barba, también mi barriga va a tener en breve título de venerable, no os va a quedar más remedio que seguir aguantando este armazón. A cambio procuraré seguir esmerándome en los fogones.
De ahora en adelante todo es progresar.

4 comentarios:

  1. Eso, eso, esmérate en los fogones que llevo demasiado tiempo oyendo el tema de la sopa de trucha y se queda en eso, en audición.
    Abrazos achacosos, al menos por mi parte.

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  2. ¡Ah, la sopa de trucha! Una receta cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. Casi, casi cuando yo nací...

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  3. No por mucho prometer, se cena mas tempano. De todos es sabido, que la promesa es al tiempo, como las rebajas a la hora del pago. Que no sea esto como los créditos impagados, que llega el cocinero y te los refunde en una sopa... y además de trucha.

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  4. Vayan poniéndose a la fila, que el que esto escribe es un caballero cocinero. De modo que paciencia y buena letra.

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