Les llaman antisistema, afirman en las madrigueras de la ficticia democracia que sufrimos que están teledirigidos desde los confines de la izquierda, dicen que temen su violencia…
Y sin embargo nadie dice que saben perfectamente que estos son de nuevo hijos de la indignación más que de la ira.
Causa sonrojo escuchar a los altavoces del poder.
Esos que se llaman a sí mismos demócratas mientras vacían de contenido la palabra, esos que aplauden a los que se agrupan en otras plazas (lejos, eso sí, de su sacrosanta seguridad) pidiendo básicamente lo mismo: Otro mundo en el que quepan todos los mundos.
No sólo existe el peligro de que sean, o seamos, una generación perdida. El riesgo se solidifica cuando se observa el avance del Poder (sin apellidos), los pasos destructivos de los recaudadores, los que llaman crisis a su propia voracidad.
Y sin embargo nadie dice que saben perfectamente que estos son de nuevo hijos de la indignación más que de la ira.
Causa sonrojo escuchar a los altavoces del poder.
Esos que se llaman a sí mismos demócratas mientras vacían de contenido la palabra, esos que aplauden a los que se agrupan en otras plazas (lejos, eso sí, de su sacrosanta seguridad) pidiendo básicamente lo mismo: Otro mundo en el que quepan todos los mundos.
No sólo existe el peligro de que sean, o seamos, una generación perdida. El riesgo se solidifica cuando se observa el avance del Poder (sin apellidos), los pasos destructivos de los recaudadores, los que llaman crisis a su propia voracidad.
Insomnio
Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro.
Y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo con la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?
Dámaso Alonso
Hijos de la Ira
Veo lo que te anima. Tu blog se levanta contigo. Hasta Dámaso Alonso suena mejor. Saludos y
ResponderEliminarun abrazo
Muchas gracias por escribir. Y ya de paso aprovecho para decirte el placer que supone entrar de extrangis en tus dibujos. Un abrazo.
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