Por enésima vez me sorprendía el hecho de que, cuando viajas, te encuentras con esa tercera parte de la sociedad que constituye el escalafón más bajo, donde al menos un tercio se han convertido en mutantes sociales que se las deben apañar como trabajadores humildes que viven del salario mínimo y sin la posibilidad de trasladarse a otro lugar para ver cosas nuevas. En Washington, entre tanto, aquellos que podrían ayudarles ni tan siquiera se dan cuenta de que existe esa gente: hay algo en el xenófobo poder hipnótico de los políticos que les impide extrapolar cualquier otra realidad que no sean sus esfuerzos para obtener la reelección. Están haciendo ímprobos esfuerzos para lograr que la sociedad sea más inflexible a fin de proteger a los de arriba, para lo cual no dudan en sacrificar a ese tercio que constituye el escalafón más bajo.
Jim Harrison.
De vuelta a casa.
Muchnik Editores.
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