Parece ser que en el cordal que dominan Peña Negra y Peña Morquera, a la sombra de Peña Galicia, se mantuvo parado mucho tiempo el Frente del Norte durante la Guerra Civil. Como resultado quedó, similar a una larga cicatriz, la línea de trincheras que ahora dormitan decadentes entre escobas y brezos.
Tras la contienda muchos de los refugios y abrigos fueron aprovechados por la guerrilla que en aquellos montes permaneció durante años, y desde donde dispuso de una privilegiada atalaya para la vigilancia de los pasos de las fuerzas represoras franquistas.
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